Sunday, April 8, 2012

La farmacología del MDMA (Éxtasis): sus efectos inmediatos y prolongados en el cerebro y el cuerpo



El MDMA o el éxtasis, llamado científicamente 3,4-Metilenodioximetanfetamina, es un compuesto químico que pertenece a la categoría de las “drogas de diseño:” unas sustancias psicoactivas que son sintetizadas en un laboratorio clandestino, cuyas moléculas son análogas en su estructura y función a las de drogas ilícitas. Hoy en día se discute la posibilidad de emplear el MDMA como un tratamiento terapéutico y medicinal en el futuro. Cuando cualquier droga se está considerando como un medicamento potencial, los beneficios que ofrece la droga en cuestión deben ser ponderados con los riesgos que presenta. Los adversos efectos secundarios—inmediatos y prolongados—son realmente el factor más importante en determinar si la droga es aprobada. Antes de analizar todos los efectos físicos y psicológicos del MDMA, es importante entender cómo es procesado por el cuerpo y cómo funciona en el cerebro a un nivel celular.

Farmacología: Información Antecedente

Los neurotransmisores son los mensajeros químicos que impiden, excitan, y facilitan la comunicación entre las neuronas, que son las células funcionales del sistema nervioso. Básicamente, una neurona libera los neurotransmisores en el espacio intercelular y se une a los receptores de otra neurona y les da el mensaje. Normalmente, ya que el mensaje solo tiene que estar transmitido por un tiempo, la comunicación entre las neuronas se regula a sí misma, mediante varios mecanismos diferentes. Primero, una enzima específica funciona como un paso limitante de la síntesis de cada neurotransmisor. Segundo, después de la liberación normal, cualquier neurotransmisor restante (que no se une con un receptor) es degradado por una enzima o recaptado por una proteína transportadora que lo toma del espacio intercelular y lo introduce de nuevo en la neurona. (Neuronas y Neurotransmisores).

Farmacología: El Mecanismo de Acción:

El MDMA, cuando se ingiere, es metabolizada en el hígado. Es absorbido en el tracto gastrointestinal, e inmediatamente después atraviesa la barrera hematoencefálica (Colado).

Cuando llega al cerebro, facilita una liberación de una cantidad inusualmente grande de los neurotransmisores serotonina, y también, en un grado menor, dopamina y noradrenalina. La serotonina está relacionada íntimamente con las emociones y el estado de ánimo. La dopamina está asociada con los mecanismos de recompensa, y la noradrenalina es importante para regular el nivel de agilidad del sistema nervioso (Boeree). El MDMA también “inhibe la actividad de la enzima triptófano hidroxilasa que es el paso limitante de la síntesis” (Farré et. Al). Además, el MDMA interfiere con las proteínas encargadas de recaptar la serotonina y la dopamina, a las cuales se les domina SERT o DAT si se trata de neuronas serotonérgicas o neuronas dopaminérgicas, respectivamente. Adicionalmente, el MDMA reduce la actividad de la monoamino oxidasa A, la enzima que descompone la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina que se queda en el espacio intercelular. Finalmente, el MDMA actúa como una agonista de varios receptores incluyendo los receptores serotonérgicos. Es decir, se une con el receptor y lo estimula como si fuera un neurotransmisor de serotonina (Farré et. al).


Efectos Inmediatos:

Los efectos buscados de tomar el éxtasis e inducir en uno mismo los procesos bioquímicos discutidos antes incluyen, según Farré et al., las sensaciones de “euforia, bienestar y placer” y “los usuarios refieren la inducción de un estado emocional positivo, agradable, que se caracteriza por un aumento de la empatía y la capacidad de intimar con los demás.” Debido al hecho que es un estimulante, aumenta la energía y disminue el sueño y el apetito. No es una afrodisiaca pero parece que aumenta la sensualidad—quizás debido a la “hipersensibilidad sensorial (frecuentemente de tipo táctil)” (Farré et. Al). Posibles efectos corporales incluyen, pero no son limitados al “incremento de la presión sanguínea y de la frecuencia cardíaca, náuseas, escalofríos, sudoración, sequedad de boca, hipertermia, bruxismo (castañeteo de dientes) y aumento de la micción” (Colado). También se han reportado efectos no deseados como depresión, ansiedad, ataques de pánico, paranoia y alucinaciones visuales, todos los cuales pudieran persistir o reaparecer durante días o semanas. La hipertermia (el aumento de la temperatura corporal) es el mayor riesgo del uso recreativo del éxtasis. La mayoría de las muertes asociadas con la droga se atribuye a esta condición. La hipertermia a su vez podría conllevar complicaciones toxicológicas graves, por ejemplo la coagulación intravascular diseminada (que provoca hemorragias generalizadas y necrosis hística) o varios tipos de hemorragias cerebrales (Colado).

Efectos Prolongados Probados:

Muchos estudios han confirmado que el MDMA daña los axones—las ramas conectivas—de las neuronas serotonérgicas. En un estudio en particular, que es representativo de muchos, una dosis neurotóxica del MDMA fue administrada a unas ratas y unos monos. Tras una semana, se observó la alteración de los axones. Tras una regeneración que fue máxima a los 3-6 meses, se observó la formación de nuevas ramificaciones anómalas de los axones cortos, pero los axones largos nunca se regeneraron—aún después de 7 años en los monos. “Además, en los individuos abstinentes de MDMA se ha observado un incremento en la densidad de receptores [serotonérgicos] debido probablemente a una marcada reducción del contenido de serotonina cerebral inducido por la MDMA” (Colado.) Adicionalmente, los niveles del ácido 5-hidroxi-inol acético, un producto del metabolismo de la serotonina, es disminuido en consumidores del MDMA. Este efecto en particular “es más pronunciada en mujeres (46%) que en hombres (20%) (Colado).

La Controversia sobre los Efectos Prolongados:

Algunos expertos dicen que la investigación que afirma probar que el éxtasis daña el cerebro no es concluyente, y que es usado para informar mal y controlar al público. En un artículo que fue publicado originalmente en New Scientist en 2002, David Concar y Claire Ainsworth admiten que están de acuerdo que “los consumidores realmente persistentes incluso se arriesgan a sucumbir a una “poda” , en la cual las fibras nerviosas más gruesas de la serotonina en el cerebro se marchitan y son reemplazadas por haces de fibras nerviosas más cortas y delgadas.” Pero ellos también dicen que los resultados de unos estudios que se han publicado son defectuosos y usados para demonizar la droga en los ojos del público.

Para empezar, se refieren a un estudio hecho por el equipo de George Ricaurte en el año 1998. Ricaurte inyectó a “14 personas que habían consumido éxtasis una media de 100 ocasiones con sondas químicas diseñadas para adherirse a los transportadores de la serotonina.” Luego, los escaneó con una Tomografía por Emisión de Positrones. “Cada vez que una de las sondas llegaba a su término emitía un detectable pero seguro brillo radioactivo.” Como se había previsto, “los escáneres de los sujetos de control estaban vivos y con color, los de los consumidores de éxtasis tenían un aspecto apagado, sin brillo y oscuro.” El gobierno norteamericano procedió a usar los escáneres como evidencia para advertir de los peligros del éxtasis por la televisión, junto con aumentar las sentencias para los delitos del éxtasis. Pero el estudio fue criticado porque no tomó en consideración que los sujetos podrían tener variaciones naturales en sus niveles se serotonina. Además, desde 1998, ha sido probado que “sólo el cerebro medio, el tálamo y el estriato tienen suficientes transportadores de serotonina como para dar lecturas fiables. Ninguno de los estudios sobre el éxtasis se centró en estas estructuras.” Los escáneres solo se enfocaron en el córtex cerebral (Concar y Ainsworth).


Concar y Ainsworth también dicen que los diarios que publicaron los estudios eran conservadores, prejuiciados y parciales, y no publicaron estudios como el de Andrew Parrot de la Universidad del Este de Londres. Parrot y su equipo “constataron que los consumidores de éxtasis obtenían mejores resultados que los no-consumidores en pruebas en las que se les requería que rotasen formas geométricas complejas mediante su visualización mental.” Los consumidores de éxtasis sí parecían tener peores resultados en pruebas de aprender nueva información verbal, pero aún así sus resultados fueron “dentro del espectro de lo que se considera normal.”

Otro estudio más recientemente, hecho por un equipo de la Escuela Médica del Colegio Imperial de Londres, evaluó la memoria, la fluidez verbal, y la rapidez de pensamiento de tres grupos diferentes: uno que había utilizada drogas, otro que sólo había utilizaba el cannabis, y otro que había utilizada el cannabis y el éxtasis. “En término medio, el grupo de ‘no-drogas’ obtuvo los mejores resultados. Pero los consumidores de cannabis no obtuvieron mejores resultados que los consumidores de [éxtasis y cannabis.]” Así, se plantea la cuestión, ¿es el éxtasis el problema principio? O ¿es el cannabis, “una droga que la gente a menudo fuma para ‘bajar’ del viaje de éxtasis?” (Concar y Ainsworth).

Además, quizás debemos considerar hacer más investigación sobre los fármacos que son legales y que tomamos sin pensarlo dos veces—mientras estamos gastando millones de dólares para buscar evidencia que tomar éxtasis causa daño bioquímico al cerebro. En los años 80, Ricaurte descubrió que fenfluramina, una píldora adelgazante que millones de personas tomaba a diario, tenía un efecto sorprendentemente similar en animales al efecto que tenía el éxtasis. “Pero mientras que la neurotoxicidad del éxtasis desencadenó la acción gubernamental, la fenfluramina fue dejada de lado” (Concar y Ainsworth).

Todo eso demuestra que todavía hay mucho que no sabemos sobre los efectos del éxtasis en el cerebro, y más investigación debería hacerse antes que conclusiones fiables se hagan y se presenten al público con tanta seguridad. El público debe ser escéptico y inteligente cuando esta consumiendo información de los medios de comunicación/del gobierno. Pero una cosa es segura: hay riesgos de consumir el éxtasis, especialmente recreacionalmente, en dosis grande, junto con otras drogas. Consumes éxtasis “semana sí semana no y la fina estructura de tu cerebro no volverá a ser la misma” (Concar y Ainsworth).

Citas Notadas:

Boeree, Dr. C G. "Neurotransmisores." Psicologia. Departamento De Psicología Universidad De Shippensburg. Web. 16 Mar. 2012.

Colado, MI. "Éxtasis (MDMA) Y Drogas De Diseño: Estructura, Farmacología, Mecanismos De Acción Y Efectos En El Ser Humano Colado." EL Sevier. Publicado Orig. En Trastornos Adictivos. 2008;10:175-82. - Vol.10 Núm 03. Web. 1 Mar. 2012.

Concar, David, and Claire Ainsworth. "Éxtasis En El Cerebro." Societat D'Etnopsicologia Aplicada I Estudis Cognitius. Trans. Isabel S. Doval. Orig. Publicado en New Scientist (20 June 2002). Web. 1 Mar. 2012.

Farré, Magí, Pere N. Roset, Rafael de la Torrre, Sandra Poudevida, Cándido Hernández-López, Ana María Peiró, Esther Menoyo, Isabel Sánchez, Jordi Camí. “Farmacología Clínica de la 3,4-Metilenodioximetanfetamina (MDMA, Éxtasis)” Unidad de Farmacología, Institut Municipal d’Investigació Mèdica (IMAS-IMIM), Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat Pompeu Fabra. Web. 1 Mar. 2012.

1 comment:

  1. Creo que mucha gente que usan drogas como el éxtasis sólo piensan en los efectos inmediatos y no en los efectos de larga duración. Por eso, me interesa much de leer de los efectos del éxtasis porqué pienso que no hay bastante literatura pública que ofrecen un punto de visto parcial sobre los efectos de drogas. Es difícil prevenir alguien de hacer algo, como tomar las drogas, pero no es difícil proveer la información de los efectos para que la gente puede estar informada.

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